martes, 28 de octubre de 2008

Con un par... de banderas.

Ocurre en los plenos del ayuntamiento de la localidad navarra de Villava ( el pueblo de Indurain): Resulta que los concejales de ANV cuelgan la ikurriña, y cómo respuesta el concejal del PSN-PSOE José Luis Úriz, de 60 años, ha hecho lo propio con una bandera de Iron Maiden.
"Estaba harto de que pusieran la ikurriña y que el alcalde [Peio Gurbindo, de Nafarroa Bai) no la mandara retirar, así que decidí hacer algo que no fuera agresivo: si ellos ponen la bandera porque la sienten, porque todo se reduce a una cuestión de sentimientos, yo siento el rock y uno de mis grupos favoritos es Iron Maiden", relata Úriz, de cazadora blanca en la foto, en la que también se ve una enseña y un banderín de Osasuna que colocaron los concejales de UPN.
"La bandera la había comprado en Mérida, donde estuve viendo a Iron Maiden con mi hijo, que es muy heavy", cuenta Úriz, que ha sido concejal de cultura en Villava durante ocho años y que, además de los Maiden, se declara fan de grupos como AC/DC o Metallica, aunque actualmente escucha mucho country".
Estoy pensando seriamente en el próximo pleno, que será el martes 4 de noviembre, colgar delante de mi asiento una bandera de "The Four Corners band".

viernes, 24 de octubre de 2008

lunes, 20 de octubre de 2008

El honor.

Miguel Ranchal Sánchez - 20/oct/08 - Diario Córdoba
Quizá sea pedagógico explicar la capacidad de atracción de energía que posee un agujero negro acudiendo a la insaciable egolatría de Garzón , lo cual acentuará las voces críticas contra este remeneo del pasado. Pero ello no ha de llevarnos a conjuntar reconciliación y olvido, sino a ponerles nombres y apellidos a las víctimas de nuestra contienda.
Mi abuelo está en esa encrucijada. Miguel Ranchal Plazuelo combatió en la guerra de Marruecos, en esos blocaos de Xauen donde se abrazó al pacifismo tras ver morir a tantos compañeros. Secretario de las Minas de El Soldado y luego alcalde de Villanueva del Duque por el PSOE, cargo en los que continuaron los viajes a Madrid y París en esa lucha imposible por mantener en Los Pedroches la continuidad de tantos puestos de trabajo.
Renunció a ser diputado en las Cortes a favor del padre de Santiago Carrillo . Durante la guerra fue un anónimo protagonista de una pequeña lista de Schindler, abriéndole las puertas del cuartelillo a algunos potentados, para que no entrara a degüello el temible batallón de Jaén. La ingratitud fue el pago de los vencedores: la clemencia no le llegó al campo de concentración de Albatera ni a la cárcel de Barcelona.
Mi abuela conoció su muerte en una carta en la que se despedía de su familia hasta la Eternidad. Sin el permiso de Garzón y con la desidia del PSOE cordobés, mi padre se ha pateado los archivos nacionales intentando localizar sus restos.
Los ha encontrado, tras tener acceso a un sumario que rebosa cinismo. Mi padre se aferra a otra tradición, más calderoniana: no quiere tanto venerar los huesos de su progenitor, sino que le devuelvan el honor, que es patrimonio del alma
Quizá sea pedagógico explicar la capacidad de atracción de energía que posee un agujero negro acudiendo a la insaciable egolatría de Garzón , lo cual acentuará las voces críticas contra este remeneo del pasado. Pero ello no ha de llevarnos a conjuntar reconciliación y olvido, sino a ponerles nombres y apellidos a las víctimas de nuestra contienda.
Mi abuelo está en esa encrucijada. Miguel Ranchal Plazuelo combatió en la guerra de Marruecos, en esos blocaos de Xauen donde se abrazó al pacifismo tras ver morir a tantos compañeros. Secretario de las Minas de El Soldado y luego alcalde de Villanueva del Duque por el PSOE, cargo en los que continuaron los viajes a Madrid y París en esa lucha imposible por mantener en Los Pedroches la continuidad de tantos puestos de trabajo.
Renunció a ser diputado en las Cortes a favor del padre de Santiago Carrillo . Durante la guerra fue un anónimo protagonista de una pequeña lista de Schindler, abriéndole las puertas del cuartelillo a algunos potentados, para que no entrara a degüello el temible batallón de Jaén. La ingratitud fue el pago de los vencedores: la clemencia no le llegó al campo de concentración de Albatera ni a la cárcel de Barcelona.
Mi abuela conoció su muerte en una carta en la que se despedía de su familia hasta la Eternidad. Sin el permiso de Garzón y con la desidia del PSOE cordobés, mi padre se ha pateado los archivos nacionales intentando localizar sus restos.
Los ha encontrado, tras tener acceso a un sumario que rebosa cinismo. Mi padre se aferra a otra tradición, más calderoniana: no quiere tanto venerar los huesos de su progenitor, sino que le devuelvan el honor, que es patrimonio del alma.
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Y por relación con el tema dejo también este artículo que escribí hace un tiempo y que ya estaba en LA PIZARRA.
LA MEMORIA y LA FAMILIA
Hace algún tiempo que me he propuesto recuperar esas historias de los abuelos que cuando somos pequeños nos suenan a cuento en blanco y negro, y a las que en los años de infancia nos resultaban algo pesadas y a las que nunca les presté mucha atención. He tenido la suerte de conocer a tres de mis abuelos; Emilio y Ana, los paternos, y Agustina, la materna. Mi abuelo Antonio murió dos años antes de que yo naciera. Recuerdo que la noche de los sábados mi abuelo Emilio ante nuestra insistencia nos enseñaba algunos restos de munición que seguía teniendo embutido en su piel; “trocitos de metralla decíamos”. Cuando nos hacíamos alguna herida jugando nos curaba y nos decía que el pudo ser “practicante y enfermero” porque en la guerra tuvo que “coserle tripas a más de un compañero”. Mi abuela nos contaba que ella había viajado mucho por toda la costa del levante, que tuvo que dejar su casa y su marido y que recorrió media España con sus hermanos. Mi abuela materna me decía que su marido estuvo en la estación de Puertollano trabajando durante la guerra en el servicio de intendencia, que repartía comida y enseres para toda la población, y que mandaba trenes desde allí a Madrid. Durante muchos años eson fueron los conocimientos que tuve de la guerra civil española. No supe quienes eran los rojos o los azules porque en mi casa y en la de mis abuelos no me lo dijeron. Tampoco lo aprendí en el colegio porque la asignatura de historia que se impartía en la E.G.B. jamás se llegaba al siglo XX. Podía discutir con cualquiera de los Reyes Católicos, de Felipe II o de la revolución francesa pero no sabía quien era Juan Ramón Jiménez, Pedro Salinas o Federico García Lorca. Pero uno crece y la curiosidad por aprender es fuerte. Comenzé a darme cuenta que la guerra y los 40 años posteriores han sido dos etapas fundamentales para saber dónde estamos y hacia dónde queremos ir. Los años en los que se criaron nuestros padres y abuelos, años con sus desgracias y bonanzas, de terror los primeros y de represión los 40 siguientes, años en los que la vida en los pueblos fue especialmente dura, más para unos que para otros. Yo quiero saber más, sin engaños ni sectarismos y quiero que todos podamos tener la oportunidad de saber y conocer qué pasó, que los muertos tengan también la oportunidad de ser enterrados como se merecen y dónde se merecen que es ni más ni menos donde están todos los demás, donde los familiares puedan visitarlo si lo desean. Quiero saber quién mató, dónde y el porqué . Atrocidades todas que no podemos repetir y por eso tenemos que conocerlas. No creo que eso sea abrir heridas, no se me ocurre otra manera mejor de cicatricar las que aún siguen abiertas. Mis dos abuelos lucharon en el bando republicano. Al terminar la guerra uno pasó tres años en un campo de concentración y al otro lo quisieron fusilar por repartir alimentos, lo salvó la unánime protesta del pueblo al que estuvo alimentando. Mis abuelas jamás me hablaron de odio hacia uno u otro “bando”, pero yo quiero saber más; y no quiero que la única que me queda se vaya sin enseñarme cómo es posible tener ese corazón que tiene habiendo sufrido tanto. Así que ya sabes ANITA.

domingo, 19 de octubre de 2008

Wall Street y los gorilas

Alfredo Merino 20/09/2008 - Artículo aparecido en Naturablog
¿Tiene que ver la crisis que nos está aniquilando con el medio ambiente? Dicho de otra manera: ¿es correcto escribir de economía en un 'blog' dedicado a lo natural? Para mí es tan lo mismo, que soy incapaz de separar una cosa de otra.
La inyección de pasta que los cinco grandes de Europa (Alemania, Francia, Reino Unido, Italia y España) vamos a regalar a la banca supone exactamente 17 veces la deuda pública de todos los países africanos juntos, 23 veces la ayuda que la totalidad de los países ricos dedican al desarrollo de los pobres y, me da vergüenza contarlo, ¡212 veces el dinero destinado a la lucha contra sida, tuberculosis y paludismo (6 millones de muertes por año)! Se te va la olla.
Ayer fue el Día Mundial de la Alimentación y está bien recordar, por ejemplo, que los fondos que el plan Bush ha derivado para salvar el sistema financiero americano darían de sobra al Programa Mundial de Alimentos para trabajar 100 años.
Y para evitar que 923 millones de personas de 33 países africanos dejen de estar en una situación que técnicamente es denominada “hambre alarmante”, vamos, muertos, en el sentido más literal de la palabra, de hambre.
A este lado del Atlántico no somos mucho mejores: la Unión Europea utilizó en 2007 unos tres millones de hectáreas en cultivos para producir combustibles. De haber sembrado alimentos, se habrían recogido 68 millones de toneladas de granos. Con ellos se habrían alimentado 400 millones de personas durante ese mismo año.
Entiendo que cuando nos tiran al paro nos importe un bledo las matanzas de gorilas de espaldas de plata en los montes Virunga, que cuando andamos contando calderilla para pagar la hipoteca no se nos pueden tocar las narices con que la mesita del salón es de madera del Amazonas no certificada.
Nosotros, los del pueblo, no tenemos la culpa de la que está cayendo. La naturaleza tampoco. Pero la crisis traerá recortes para la mísera limosna que enviamos a los pobres (sólo cinco países dedican el 0,7 por ciento de su riqueza al desarrollo). Encima, la crisis energética les hará más pobres y más hambrientos, y su naturaleza se resentirá aún más.
No me cabe duda: Wall Street hace esquina con donde viven los gorilas de montaña. Aunque los primates de la bolsa americana no necesitan hacerse a la caída de la tarde un nido de hojas frescas para dormir. Ellos no se andan por las ramas, por la esquina del maletín les asoma la metralleta.

lunes, 13 de octubre de 2008

Canciones que todavía no existen

Santiago Auserón 20/09/2008 - Artículo aparecido en BABELIA
Con la última década del pasado siglo, la sociedad española iniciaba un giro de signo muy distinto a los cambios que durante la transición permitieron llenar el aire de nuevas canciones. Las marcas comerciales se adueñaban del deseo de ser o parecer rockero, mientras el poder orientaba con deliberación sus consignas hacia la pasión por el deporte. Toda una generación de deportistas españoles sube hoy a lo más alto del podio, el deporte se ha convertido en gran empresa pública. Las canciones entretanto han perdido todo afán de originalidad, forzadas por el cálculo de audiencia en los medios. Los jóvenes hacen cola para probar el estrellato, listos para soportar cualquier humillación, siempre y cuando sea ante las cámaras, con la bendición de sus padres. Los concursos televisivos de canto proliferan, mientras el repertorio se limita a la repetición estéril. La pasión por el deporte -el amor popular a sus ídolos quemados en pocos años- y la banalización comercial de las canciones parecen responder a un mismo patrón ético que no resulta ser ni musical ni deportivo. En la Grecia antigua la música compartía con la educación física la responsabilidad de formar buenos ciudadanos. ¿En manos de qué oscuro sentido del bien común han cedido una y otra sus valores?
Los adolescentes intentan escribir nuevas canciones, pero la sociedad mediática les da la espalda, atenta sólo al estribillo conocido. El público educado por el rock envejece llenando festivales de jazz. La música de improvisación se ha hecho merecedora de reconocimiento por aunar la tradición afroamericana con el flamenco, pero necesita nuevas canciones para no repetir siempre la misma copla. Una buena canción no nace del talento solitario, sino de una trama de implícitos renovados por el ingenio popular, cuando se opone al chiste recurrente. La canción pone en juego una modalidad de inteligencia que pocas veces se desarrolla en las aulas, nunca entre los que especulan con el suelo o la audiencia pública. Estamos ante un serio problema educativo. La excusa para frenar la cultura heredada de los sesenta es la supuesta tendencia de los jóvenes a confundir música y vicio. Suposición errónea, si atendemos a la generalización de la corrupción en otras capas de la sociedad. La cultura del rendimiento forzoso se parece mucho al uso de estímulos artificiales. Lo que se teme de los jóvenes no es tanto la formación de malos hábitos, más propios de los adultos, sino la capacidad de concebir algún valor que no se reduzca a mercancía. La educación musical no solamente influye en el sentido de las proporciones, como decían los antiguos griegos, sino que nos convierte en testigos y artífices de vínculos que ningún programa político recoge. Sin buenas canciones los especuladores triunfan, pero los deportistas no saben qué entonar en sus celebraciones. Los humoristas se ponen pesados, las artes y las letras se quedan sin un aliado imprescindible. Los políticos imponen su visión restringida de lenguas y naciones, la sociedad entera sufre una carencia de aire fresco, de ganas de inventarse.

¿Se imaginan un país en el que se pusiera de moda renunciar a toda forma de beneficio poco honesto, donde el machismo no se cobrase una sola víctima, donde las diversas comunidades y lenguas se exigiesen unas a otras lo mejor de sí mismas, en vez de replegarse sobre un sacrosanto simulacro de identidad? Ese país sólo existe en las canciones. En las canciones que todavía no existen. Pero es el único que reconozco como propio.
Santiago Auserón es uno de los mejores y más carismáticos mísicos de esta país desde finales de los 70 y principios de los 80. Alcanzó la fama con RADIO FUTURA y ahora en solitario sigue dando lecciones de "calidad" con sus letras y su música.