miércoles, 17 de agosto de 2011

Soy Paco y quiero que entrenes este año al CD Mellariense

Así empieza todo. Una llamada de teléfono directa y sin intermediarios, estos lugares y estas categorías siguen estando libres de representantes. 
La respuesta: "Gracias por el interés, vente a Belmez y hablamos, un café en el Gran Bar".
Las negociaciones empiezan con piropos deportivos y personales mutuos. Había interés recíproco y muchas dudas en todo lo demás; deportivas, de tiempo, responsabilidades, recursos y económicas.
La primera charla se produjo cuatro días de un momento histórico para el Recreativo Belmezano, mi casa deportiva y uno de los lugares que me han forjado como persona. El domingo de esa semana se producía un traspaso en la presidencia del club entre José Antonio Cano, que dejaba el club tras 17 años al frente, y Antoñita Montero, la primera presidenta del club en toda su historia. 
Aunque ya sabía que la dirección deportiva del primer equipo estaba ya en manos de mi amigo Graciano Obrero, no quería hablar con nadie hasta que esta nueva situación en el Recre fuese pública. Pensaba que el club se merecía un respeto, y esperar unos días para negociar con otro equipo era lo mínimo y único que podía hacer. Había recibido también esos días una oferta del vecino equipo de Hinojosa y del nuevo club surgido en Villanueva del Rey, pero la posibilidad más real era la que me llegaba del CD Mellariense.
La semana siguiente fue intensa y crucial. El RECRE hacía oficial la contratación del nuevo entrenador y parte del proyecto del nuevo año;  por primera vez en más de 20 años no empezaría la temporada con mi equipo. Por otro lado las llamadas desde Fuente Obejuna era más frecuentes.
Se produjo una segunda reunión, ésta vez en la localidad vecina, más directa, concreta, hablando de la plantilla, de los recursos existentes y de las infraestructuras deportivas para entrenar y jugar. Acercando posturas y en la que el tema económico quedó zanjado.
Esos días los había dedicado a estudiar jugador por jugador de la plantilla del CD Mellariense de la pasada temporada, intentado buscar las fortalezas y debilidades tanto a nivel individual como colectivo de una plantilla que había hecho una excelente temporada de mano de Nino Pérez, mi predecesor en el cargo.
La decisión estaba casi tomada, sólo teníamos que aclarar por ambas partes algunos asuntos relacionados con los entrenamientos, el lugar en el que entrenar, la logística que conlleva dirigir un equipo de personas desde mi punto de vista y la disponibilidad económica del club para reforzar la plantilla. Asuntos de fácil solución pero fundamentales para trabajar a gusto.
Una tercera reunión en la Cafetería Triángulo, propiedad del presidente, Paco Chaves, a la que asistió también uno de los capitanes del equipo, Marcial, y su esposa Conchi, directiva  y responsable en última instancia del material del equipo. Hablamos de lo divino y de lo humano, de las dificultades que suponen sacar un equipo a competir, sobre todo económicas, de sobrevivir año a año en nuestro deporte y nuestra provincia, del fútbol regional y del momento que vive el club. Poco dinero, menos recursos, el campo de tierra y pocas posibilidades de mejorar económicamente. El panorama como para tirarse a la piscina... y me llamaban a mi. Adelante. Como me dijo un amigo una vez que citaba a Héroes de Silencio: "Nunca desprecié una causa perdida, son mis favoritas" pero esta no lo es. La ilusión por las nubes, no tengo remedio.
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1 comentario:

Alejandro Romero dijo...

Toda la suerte del mundo Antonio, este año todos seremos un poco del Mellariense!